miércoles, diciembre 02, 2009

El aborto, Derecho u homicidio

Leyendo www.Mexablog.com encontré una nota, de una mujer que apoya el aborto, yo la verdad si estoy a a favor de que se legalice el aborto, creo que la mujer puede decidir con su cuerpo, creo que hay hombres que son unos hijueputas que solo embarazan a mujeres e incluso niñas y que no se quieren hacer cargo.

Si en México hubiese más y mejor educación, mejor calidad de vida, y un promedio de estudios más alto no tendriamos porque tener que discutir  por el aborto ya que las mujeres estarían muy bien informadas, se preoucuparían más en el desarrollo personal y no habrían tantos embarazos juveniles.


les dejo la nota completa.


Una mujer mexicana de nombre Andrea Salmerón describe su experiencia con el aborto con el propósito de promover la despenalización en México.
..Andrea Salmerón, quien escribe como “Sofía Carnicera” en su blog http://sofiacarnicera.blogspot.com, relata en un texto su experiencia con el aborto con el propósito de apoyar la despenalización. Este es el texto:
¿Porqué es urgente despenalizar el aborto? Yo viví esto.
Cuando yo tenía 19 años (hace 17 años) llegué de la provincia para estudiar en el DF. Mi madre, que tenia 4 hijos que mantener, me podía mandar 300 pesos, que me alcanzaban para malcomer y para libros (o fotocopias). Mi padre, hacía mucho tiempo que había dejado de ser un padre para irse a disfrutar las mieles de la vida él soltero.
Como estudiar lo que estudiaba era mi máximo sueño, no me importaba pedir (talonear) dinero en el metro para completar el pasaje y llegar a la escuela. Desayunaba tacos de canasta de 5 x 2 pesos en la entrada del Metro Barranca. Y estudiaba y estudiaba y estudiaba. Mal comía, mal dormía, me partía el lomo trabajando en lo que pudiera, pero la escuela tampoco me dejaba mucho tiempo. No importaba, yo estaba muy contenta de haber logrado entrar a esa escuela a la que solamente entraban 15 personas al año.
En segundo semestre me embaracé  de mi novio de provincia. Habíamos perdido la virginidad juntos seis meses antes en el cuchitril de dos por dos en el que yo vivía en México. Nos cuidábamos con ritmo porque el condón era pecado y yo era católica. De todos modos no nos alcanzaba para condones.
Así que me embaracé.
Me acuerdo haber ido a un laboratorio clínico lejísimos de mi casa, porque me daba vergüenza que alguien me viera. Me sentía una cualquiera por haberme embarazado fuera del matrimonio. Cuando terminó el ultrasonido, el técnico me dijo “Felicidades señora” y yo lloré. Ahora pienso en la cara de niña asustada que debo haber tenido. Una niña sola, sola, sola, haciéndose un ultrasonido. Me río del técnico.
Supongo que tenía que haber renunciado a la carrera, regresado a mi casa de provincia en la que de por sí  no cabíamos; con mi madre con quien tenía yo una violentísima relación. Supongo que tenía que haberme casado con mi novio, que a pesar de haber perdido juntos la virginidad me dijo -¿Y qué piensas hacer? ¿Como sé que es mío?- y que a pesar de su recalcitrante catolicismo me dijo -¿A poco lo vas a tener?-
Fui tratada como una puta. Yo, que apenas seis meses atrás había tenido sexo con mi novio. Me trató con violencia, me insultó y me reprochó que no me hubiera yo cuidado lo suficiente. Seguramente lo quería yo “engatusar”, dijo.
Me aterroricé, me deprimí, me sentí  sola, sola, sola, sola. Lloraba todo el día. No quería dejar la carrera. No quería regresar al pueblo a casarme como todas mis amigas, a los 20 años con maridos que las engañaban y las maltrataban. A tener hijos y cuidar chamacos. Yo tenía muchas ideas en la cabeza que pujaban por salir; era de las más brillantes de mi generación.
Una maestra inteligente que me pidió  absoluta discreción (porque podía ella terminar en la cárcel, por que el aborto era delito) me dio el dato de un “Doctor” que podía ayudarme. Habló conmigo y me explicó porqué tenía yo derecho a decidir, con argumentos maduros, responsables e inteligentes. Me dijo que el lugar no era muy decente, pero que era el único que conocía.
A pesar de eso, me costó un mundo tomar la decisión y no sentirme una criminal. Pensé en darlo en adopción. Fui a dos orfanatos a pedir informes. Solamente el 10% de los niños eran adoptados legalmente. El resto crecían allí y las mujeres, si bien les iba, terminaban de sirvientas. La mayoría se escapaban y terminaban en la calle.
Así, dos semanas después (y porque corría prisa) fui a ver al “Doctor” a un cuchitril en Coyoacán en donde me abrió las piernas (solos el y yo en su consultorio)y me revisó. Me dio cita para dos días después y me dijo lo que me costaría… no podía pagarlo ni de chiste. Había que pagar antes del procedimiento. El “doctor” me dijo que si no podía pagar podíamos “arreglarnos” de otra forma.
NO me mandaron exámenes de sangre, ni de orina, ni de nada. Así nomás, sin saber si tenía yo anemia o problemas de coagulación o alguna infección o ALGO, qué se yo. Dos días después, el “Doctor” me hizo el legrado.
Me endeudé, mentí, me aterroricé, mentí más. Y estuve sola. El doctor me hizo un raspado. Me lastimó  el útero. Un compañero de salón me acompañó.
Las siguientes dos semanas, tuve que conseguir un justificante pirata que dijera que me habían operado de la vesícula porque no podía ir a la escuela. NO dejaba de sangrar. El “Doctor” dijo que era normal y que el ya había hecho su chamba.
Le llamé a mi madre. Le conté. Vino. estuvo ahí, tristísima de que hubiera tenido yo que pasar por eso sola. Enojada por que no le avisé antes (estaba yo aterrada). Preocupada porque yo me desangraba.
Mi madre es Doctora en Sociología. Desde entonces ya era Maestra, o sea que tuvo loas herramientas necesarias para coger a su hija y llevarla a donde le salvaran la vida después de dos semanas de hemorragias intensas, soledad dolores atroces y una infección que te cagas.
Muchas se quedan en el camino.
Otras, con más recursos también abortan clandestinamente en el Hospital Ángeles (yo tenía dos amigas ricas que abortaron en un consultorio del Ángeles, todo muy higiénico) Lo que quiero decir con esto que les cuento es:
1. La que quiera o necesite abortar, lo va a hacer. La diferencia son las condiciones.
2. El aborto es un problema de salud pública.
3. Las que hemos abortado NO somos criminales, y no ha sido fácil hacerlo.
4. No me arrepiento. Si estuviera ahora en la misma situación, lo volvería a hacer.
5. La penalización del aborto promueve la violencia a la mujer, que en este mundo y en este país, ya es bastante.
6. La penalización del aborto genera culpa, silencio y criminal castigo.
7. Penalizar el aborto aumenta los riesgos de muerte entre las mujeres, multiplica las clínicas clandestinas y las muertes consecuentes.
8. Si se criminaliza a la mujer, el gobierno no tendrá ningún control sobre la salud pública femenina ni sobre la corrupción y clandestinaje.
9. La educación en el país está  en un nivel tan deplorable, que los funcionarios públicos que atienden a las víctimas del delito son machistas y violentos de por sí. Yo he acompañado a más de una amiga violada o golpeada por su esposo y los del MP son unos patanes. Así, ¿Qué esperanzas de justicia tenemos?
10. Eliminar las causales, criminaliza absolutamente a la mujer. Los criterios pueden ser totalmente dispares. Ya está en la cárcel una muchacha que tuvo un aborto espontáneo por “asesinar a su hijo”
11. Las mujeres NO abortamos por diversión. NO es un hobbie. Lo pensamos mucho antes. Decidimos como mejor podemos, como podemos.
12. No hay un verdadero y eficiente programa de educación sexual en este país (siguen quemando libros en donde se muestran los órganos reproductores) para evitar los embarazos no deseados.
13. La sociedad machista no castiga realmente a los hombres golpeadores, irresponsables, abandonadores. En el MP casi siempre dicen que la mujer fue la culpable de todo. El porcentaje de hogares mantenidos por las mujeres es cada vez más alto. Si no podemos ni exigir la pensión alimenticia sin pasar por un purgatorio de años ¿Porqué vamos a tener más hijos?
14. Las mujeres somos ciudadanas responsables, no somos adolescentes a las que hay que tratar como discapacitadas mentales y enviar a “rehabilitación por haber abortado”
15. Si permitimos la penalización constitucional del aborto, seguirán proponiendo leyes que involucionen los derechos de la mujer y de los ciudadanos en general. No se trata del aborto. Se trata del derecho a decidir. Los asuntos de la conciencia son asuntos del individuo. Los derechos humanos deben ser iguales para todos.
NO fui apedreada en ese momento. Tal vez lo sea ahora. No me callaré. Si se penaliza el aborto, iré  a ofrecer mis manos para que me castiguen igual que a todas mis hermanas. Ya fue un castigo inmerecido para una escuincla de 19 años el maldito viacrucis por el que pasé. Yo lo decidí. No me arrepiento.No soy una criminal. Castiguen a Mario Marín; castiguen a Ulises Ruiz, castiguen a los corruptos, a los ladrones que nos han sumido en la miseria, castiguen a los asesinos de Ciudad Juárez, castiguen a los violadores; castiguen a los que venden y consumen pornografía y prostitución infantil (de niños desprotegidos que tal vez no deberían haber nacido), castiguen a los criminales; castiguen a los hombres que utilizan el poder para violentar y acosar mujeres. No nos castiguen a nosotras, no nos criminalicen.Los hemos parido a todos, hijos de putas (como putas nos tratan)
No lo permitiremos.

Sofía Carnicera es Andrea Salmerón

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